Los hidrosoles a veces se denominan hidrolatos, aguas destiladas o aguas florales.
Explicado de la manera más simple posible, un hidrosol es el agua aromática que queda después de la destilación al vapor o la hidrodestilación del material botánico como la lavanda.
Destiladores expertos destilan específicamente plantas para obtener un hidrosol con propiedades específicas. Esto puede resultar en hidrosoles con un aroma superior y beneficio terapéutico. La mayoría de los hidrosoles, sin embargo, se producen simplemente como resultado de la destilación del aceite esencial.
La materia vegetal utilizada en el proceso de destilación confiere al hidrosol las propiedades aromáticas y terapéuticas solubles en agua de la planta.
A diferencia de los aceites esenciales, que deben diluirse antes de la aplicación en la piel, los hidrosoles son mucho más suaves y generalmente se pueden usar directamente sobre la piel sin diluirlos más.
Los hidrosoles se pueden utilizar en lugar de agua para crear fragancias, lociones, cremas, tónicos faciales y otros productos para el cuidado de la piel. También se pueden agregar al baño y usar por sí solos como una colonia ligera o spray corporal.
Entre los principales ingredientes botánicos que están disponibles como hidrosoles son la rosa, la manzanilla romana, el neroli, romero y la lavanda.
Los beneficios de los hidrolatos
La idea errónea común es que los hidrolatos son «solo» un subproducto del proceso de producción de los aceites esenciales. Sin embargo, también se producen hidrolatos puros, ya que tienen un propósito único y son valiosos productos terapéuticos por derecho propio.
El cuerpo está compuesto principalmente de agua, por lo que tiene sentido que los hidrolatos tengan una gran afinidad.
Los hidrolatos además de ser una alternativa más suave a los aceites esenciales, no tienen que usarse de forma aislada, los dos se complementan perfectamente. La mezcla de hidrolatos y aceites esenciales puede agregar flexibilidad a la mezcla y mejorar su valor terapéutico.
Alternativamente, con un pH perfecto, debido a que ya están diluidos (a diferencia de los aceites esenciales), también son aptos para simplemente usarlos tal y como vienen e incluso aplicarlos directamente sobre la piel.
Cómo elegir hidrolatos
Al seleccionar hidrolatos o hidrosoles, lo más importante a tener en cuenta es qué tan puros y naturales son. Algunas ‘aguas florales” pueden ser sintéticas o contener aditivos artificiales, alcohol, conservantes y colorantes lo que afecta al valor terapéutico.
Sin embargo, una cosa para tener en cuenta es que los hidrolatos naturales, debido a que son tan puros y delicados, sin conservantes añadidos, no son tan duraderos por lo que es necesario conservarlos correctamente fuera del alcance de la luz solar y siguiendo las pautas especificadas por los laboratorios.
Cómo utilizar un hidrolato
Principalmente los hidrolatos se sueles utilizar para el cuidado de la piel, especialmente para la cara o para las sensibilidades cutáneas. Sin embargo, los hidrotalos también se pueden usar como limpiadores, tónicos, hidratantes, para hacer mascarillas para el rostro, los ojos y el cabello, para mezclar con cremas y lociones para un efecto terapéutico específico, para equilibrar la piel grasa, tratar las manchas y el acné e incluso para fijar el maquillaje.
Entre los hidrolatos más conocidos destacan:
Hidrolato de Manzanilla: apto para emplearlo como limpiador y tónico para pieles generalmente sensibles y, además, se puede agregar a la crema o loción habitual para ayudar a humectar también.
Agua floral de Lavanda o Rosa: indicado como limpiador o tónico para equilibrar la piel seca.
Hidrolato de Romero: para pieles grasas. Además, se puede combinar con el aceite esencial de geranio para equilibrar las hormonas y el sebo, limón para reducir la grasa o árbol del té como antibacteriano.